Esta semana tuvimos el primero (seguro que habrá más!) ciberfaladoiro mixto entre personas del grupo de hombres por las masculinidades alternativas de ESF (micromachiños) y mujeres de ESF. Empezamos fuerte, con el tema «Hombres feministas, grupos mixtos y desempoderamento».
Uno de los desencadenantes para hablar de este tema fue este artículo, que se compartió tanto en el grupo mixto de telegram que tenemos, como en el grupo específico de masculinidades alternativas.
En el primero grupo (el mixto), donde opinaron sobre todo mujeres, surgió la duda de se el cambio desde hace unas décadas es realmente tan radical como se dice en el artículo (y más, viendo datos como los que compartimos hace poco en nuestras redes sociales sobre la preocupante evolución de presencia de las mujeres en las carreras técnicas en Galicia). Pero sí se coincide con la importancia de los grupos mixtos, aunque siguen siendo espacios a ser manejados con cuidado. En cualquiera caso, se coincidió en que los grupos no mixtos siguen a ser clave. Además, no acababan de ver claro el relato del artículo tan enfocado a “animar a los hombres al feminismo” como vendiéndoles las ventajas de poder ser hombres de otro modo, si se logra ir desmontando el patriarcado. Hay un sentimiento de que esa cesión de privilegios (desempoderamento) tendría que venir motivada por un deseo de justicia, pero tampoco se hacen ilusiones (de hecho, es precisamente en eso del desempoderamento personal de los hombres donde no veían el cambio tan radical).
En el grupo de masculinidades alternativas (donde sólo hay hombres), chirrió un poco el concepto de “desempoderamento”. Por una parte, se ve complicado conseguir la renuncia a ciertos privilegios “porque sí”. Por otra parte, tampoco gustaba cómo la son el concepto de “desempoderamento”. Hubo quien comentaba que, dado que se parte de una posición de privilegio y que se está empleando casi siempre para oprimir (en este caso a las mujeres), habría que lograr emplear ese privilegio para revertir esa opresión. O sea, “emplearlo para lo bien”.
Ya en el propio ciberfaladoiro, donde participaron 7 hombres y 3 mujeres, se comenzó hablando del propio concepto de “hombre feminista”, con el que algún participante no se sentía cómodo por cómo vía manejado la palabra en distintas corrientes del feminismo. En ESF esto queda definido en nuestra planificación estratégica, como parte de nuestra visión de esforzarnos cada día por ser una organización feminista que ponen los cuidados y a las personas en el centro, como un principio fundamental sobre lo que construir nuestra acción transformadora:
Consideramos imprescindible adoptar la perspectiva de género como eje transversal y transformador en todas las nuestras acciones (entendiendo esto como el medio de conseguir la equidad entre hombres y mujeres), no sólo en el diseño de las mismas, sino también en el día a día de la asociación y en las relaciones entre las personas que la forman. Para eso, tratamos de orientar nuestras actividades hacia el empoderamento de la s mujeres y la participación activa de la sociedad para conseguir la igualdad de oportunidades en el acceso y control de recursos y beneficios y, en definitiva, a la concienciación de la existencia de un boquete de género y a la lucha por reducirla y eliminarla. Asimismo, consideramos necesario incluir de manera transversal en nuestro trabajo a educación y sensibilización dirigida a conseguir el respeto por la diversidad sexual y de género.
Pero fue el concepto de desempoderamientolo que acaparó más tiempo de ciberfaladoiro. Se insistió en el hecho de que se trata de un cambio muy complicado de conseguir. No parece “muy natural” que el grupo opresor pueda ceder privilegios que construyen la opresión. Esa no cesión puede venir incluso por ni siquiera ser conscientes dieras privilegios (no puedes cederlos si no eres consciente de que los tienes). Esa cesión de privilegios, o deshacerse de ellos, implica que sería importante también tener un modelo “cara donde hay que desempoderarse”. Eres modelo está por construir, y es parte también de la lucha feminista. Un modelo enfocado cara los cuidados, expresar las emociones y más equidad en el reparto de los roles de aseguramiento de la vida. Había cierto pesimismo acerca de que se había producido esa cesión. Volvió a salir la idoneidad de que, desde la posición de privilegio, había empezado a producirse un “empoderamento alternativo” cara ese otro modelo (de masculinidad, y de relación entre géneros).
No obstante, que podemos hacer cómo hombres? Esta reflexión ocupó la parte final del ciberfaladoiro. Algunas de las ideas fueron:
- Dejar el protagonismo a las mujeres, pero no dejarlas solas en la lucha, si no dar apoyo (falta mucho por definir del “cómo”, pero por lo menos no minusvalorando sus luchas y la denuncia)
- Tratar de conociera como hombres privilegiados. Hacer una autodiagnóstico de privilegios, para por lo menos ser conscientes de ellos para poder, si acaso, empezar a renunciar a ellos (o bien cambiarlos hacia otro modelo de masculinidad, porque en realidad muchos de ellos más que privilegios son pizarras, muchas de ellas definidas en el artículo que dio origen al ciberfaladoiro). Esta autodiagnóstico es complicado de hacer en solitario, así que es bueno escuchar las parejas, a las amigas, la otros compañeros en grupos como micromachiños, o en grupos de reflexión como el grupo mixto de género.
- Cuando nos empezamos a cuestionar la (in)justicia de esa desigualdad de género, llega una parte complicada, que es empezar a intentar vivir más como pensamos. Empezar a practicar la coherencia . Eso lleva seguro a salir del espacio de confort, puede ser qué haya ciertas tensiones (por ejemplo en el grupo de amigos de siempre cuando pones mala hacia el ver actitudes machistas de alguien del grupo cara chavalas en la discoteca, o cuando se cuentan chistes machistas, o cuando se ven cierto reparto de roles en las quedadas de grupos de parejas). Encontrar el punto de equilibrio entre lo cuestionamiento de comportamientos censurables que se vean alrededor y simplemente practicar la coherencia (que posiblemente sea el mejor ejemplo), es también algo que dependerá de cada persona. El que se vio importante en este caso es no caer en la tentación de la superioridad moral. Aquí todos (y todas, que también se habló del machismo en las mujeres) estamos lejos de ser perfectxs, pero las más oprimidas siguen siendo ellas.