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Ciberfaladoiro: a vida das mulleres marisqueiras do Golfo de Fonseca, Honduras

El día 4 de mayo tuvimos la ocasión de encontrarnos para hablar sobre la situación de las familias que se dedican a la pesca y marisqueo en el Golfo de Fonseca, Honduras. Aprovechábamos el encuentro para hablar sobre el interesantísimo diagnóstico que CETMAR con el apoyo de CODDEFFAGOLF levantaron a finales de 2020 de la zona, y que recomendamos consultar a quienes tengan interés en saber más de la sociología de esta zona. Además, tuvimos la inmensa suerte de contar desde Honduras con la participación de 5 de las mujeres marisqueras, que contra viento y marea siguen impulsando su actividad, siempre abiertas a aprender e innovar, protegiendo el hábitat del que dependen ellas y sus familias. Verdaderas “mulleres bravas do mar”.

Queremos dejar aquí algunos de los hallazgos más importantes del diagnóstico, que fueron además corroborados y enriquecidos por Claudia, Judit, Alba, Lourdes y Mariela, de los grupos de mujeres marisqueras organizadas de los municipios de Amapala y Marcovia.

Momento den encuentro

Destaca la diferencia de de actividad pesquera dependiendo del género. Conchas y cangrejos lo hacen las mujeres. El hombre va a la pesca propiamente dicha (el trasmallo, un tipo de red, es el más empleado).

En más de la mitad de los hogares encuestados la dependencia de la pesca y marisqueo es muy grande (2 o 3 personas de la familia). Aun así, no les llega para cubrir sus necesidades básicas, teniendo que buscar la manera de complementarlos a través sobre todo de agricultura y comercio (pequeñas tiendas llamadas pulperías, o similar).

Las instituciones públicas no se ocupan demasiado de la pesca y marisqueo artesanal, es un sector muy invisibilizado (se apuesta más por la gran industria camaronera, por ejemplo). Pero las mujeres están mejor organizadas que los hombres. Incluso ellos reconocen esa deficiencia en las encuestas. Sin embargo, las mujeres tienen menos presencia en toma de decisiones, aun estando más organizadas, aunque es algo que va cambiando poco a poco. Actualmente empiezan a tenerlas más en cuenta, incluso en Marcovia, donde aun no tienen centro de acopio (en Amapala llevan 15 días con su centro de acopio en el mercado, donde ya están vendiendo sin participación de acopiadores).

Aun así, hay una desprotección del hábitat, ya que no se promulgan ordenanzas que regulen la explotación, que otorguen concesiones o promuevan vedas o zonas protegidas. Por desgracia el acceso es libre . Por eso les es tan dificil a ellas estar pendientes, porque luego llega gente incluso de otras zonas y recolectan sin control (incluso las semillas sembradas). Al final esa vigilancia que hacen no tiene respaldo institucional y se arriesgan a enfrentamientos violentos. En Galicia llevó mucho tiempo esa regulación y “profesionalización” del sector, a través de cofradías y sistemas de distribución como las lonjas. Aun hoy se dan situaciones de furtivismo a pesar de todo… Pero es una buena dirección hacia la que avanzar.

En los siguientes eslabones (transformación, comercialización) es cuando aumenta el valor añadido, y no en la producción, que es de lo que se ocupan las mujeres marisqueras, aunque es algo también que se quiere mejorar.

Existe una gran dependencia de la figura del acopiador o intermediario (es común a casi todos los lugares de Centroamérica). El acopiador es alguien que se acerca a su zona a comprarles lo que capturan. Muchas veces es quien alquila insumos y materiales para salir a pescar, y luego marca los precios. Casi una relación feudal. Pescadores y mariscadoras están en situación de desventaja. La estrategia de diferenciación y añadir valor aun no se ha dado lo suficiente, es algo también a explorar, lo mismo que otras técnicas como la de siembra de semillas de marisco (también lo vieron cuando dos de estas mujeres visitaron Galicia en 2019).

Algunas de las mujeres marisqueras en plena faena

Un problema es que las disputas entre distintos intereses en el Golfo de Fonseca frena el desarrollo de políticas integrales para su protección. Hay datos que hablan de más de 200.000 personas en situación de emergencia alimentaria en la zona del Golfo de Fonseca. Esto hace que se someta el recurso a más presión. Es un tema a tener muy en cuenta en las acciones futuras, porque además se añade la contaminación, el cambio climático (que afecta a esta zona de trópico seco muy especialmente) y los mencionados intereses extractivistas (con la amenaza de las ZEDES, agricultura industrial, canal seco centroamericano), así como la ausencia de enfoque de cuenca hidrográfica en la gestión del agua. Sería muy importante un estudio en profundidad de todo el Golfo en sus afectaciones, calidad de agua, etc. Muchos ríos que desembocan en el Golfo, portando agrotóxicos, residuos de minería y otros, agravándose todo con deforestación de manglar y salinización por sobre-explotación de pozos por grandes plantaciones de meloneras, caña de azúcar…, que favorecen la penetración en tierra de la cuña salina.

Si se quiere conocer más de la vida y el trabajo de estas “mulleres bravas” os recomendamos este precioso vídeo de minuto y medio y este otro elaborado por las propias mujeres marisqueras.